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Reino de Dios e Iglesia en la predicación de Jesús

Reino de Dios e Iglesia en la predicación de Jesús

“El Señor Jesús comenzó su Iglesia con el anuncio de la Buena Noticia, es decir, de la llegada del Reino de Dios prometido desde hacía siglos en las Escrituras. Para cumplir la voluntad del Padre, Cristo inauguró el Reino de los cielos en la tierra. La Iglesia es el Reino de Cristo presente ya en misterio”[243].
Las características del reino predicado por Jesús son:  1) Es  escatológico; 2) Está en crecimiento; 3) Es religioso, no es político; 4) Es universal; 5) Es de misericordia no de castigo; 6) Se accede al Reino por la conversión (metanoia); 7) El Reino de Dios es el Reino de Cristo, implica una conversión a Jesús, reconocer que El es el Hijo de Dios.
La pregunta sobre la relación entre el Reino y la Iglesia se planteó en el siglo XIX por parte del protestantismo liberal, concretamente a raíz de la afirmación de Loisy: “Jesús anunciaba el Reino y vino la Iglesia”. Según esta visión hay una ruptura entre el Reino e Iglesia, esta concepción se introdujo en el ambiente católico: el modernismo. Otro grupo de autores se enmarcó en la escuela escatologista (Bultmann, H. Küng, Schweitzer): “el Reino sólo se dará en la Parusía; ése era el reino del que hablaba Cristo aunque pensaba que era algo inminente y que se daría durante su vida”. También se mantuvo la línea de la ilustración protestante de corte racionalista (Harnack, Schleiermacher): “Cristo predicó el Reino de Dios, pero era meramente espiritual, la Iglesia surgió después. Entre ambos no existe relación. El cristianismo es una ética. Una realidad basada en el amor, que no afecta al hombre sino al espíritu”. Estas doctrinas fueron condenadas en el Decreto Lamentabili y en la Enc. Pascendi de San Pío X.
Más recientemente el Concilio Vaticano II en Lumen Gentium 5, al hablar de la relación entre la Iglesia y el Reino, afirma que la Iglesia recibe la misión de anunciar el Reino, y la misión de instaurarlo en todos los pueblos siendo ella misma “el germen y el comienzo de este Reino en la tierra”. Por tanto, se puede a modo de resumen decir: que la Iglesia es un agente al servicio del Reino, con misión de anunciarlo en el futuro e instaurarlo en el presente; la Iglesia es presencia germinal del Reino; la Iglesia vive en tensión escatológica hacia la consumación del Reino; el Reino y la Iglesia en parte se identifican y en parte se diferencian; y que la Iglesia ha sido fundada por Cristo, el mismo que ha predicado el Reino de Dios.
Semillitas al Señor  
  "Así como el sol alumbra a los cedros y al mismo tiempo a cada florecilla en particular, como si sola ella existiese en la tierra, del mismo modo se ocupa nuestro Señor particularmente de cada alma, como si no hubiera otras. (Manuscrito A, 3 r°)
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Vos obráis como Dios, que nunca se cansa de escucharme cuando le cuento con toda sencillez mis penas y mis alegrías, como si él no las conociese... (Manuscrito C, 32)
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Puedes, por lo tanto, como nosotras, ocuparte de "la única cosa necesaria", es decir, que aun entregándote con entusiasmo a las obras exteriores, tengas por único fin complacer a Jesús, unirte más íntimamente a él. (Carta 228)
 
El Señor y los corazones...  
  ¡Ah, qué verdad es que sólo Dios conoce el fondo de los corazones!... ¡Qué cortos son los pensamientos de las criaturas!... (Manuscrito C, 19 v°)
 
El Señor Es ternura...  
  Al entregarse a Dios, el corazón no pierde su ternura natural; antes bien, esta ternura crece haciéndose más pura y más divina. (Manuscrito C, 9 r°)
 
El Señor esta siempre con nosotros...  
  cielo que le es infinitamente más querido que el primero: ¡el cielo de nuestra alma, hecha a su imagen, templo vivo de la adorable Trinidad!... (Manuscrito A, 48)
 
Santo Rosario  
   
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