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Eucaristía 2

EL SACRIFICIO SACRAMENTAL DE LA EUCARISTÍA II

La Eucaristía prefigurada en la Pascua judía.

La Eucaristía, aunque lo supera, tiene su contexto y raíces últimas en el Antiguo Testamento.
Pascua judía: Es el banquete anual que el pueblo judío celebraba en conmemoración de la liberación de Egipto y comienzo del Éxodo. Consiste en la buena noticia de que Dios salva a su Pueblo y que se celebra con un sacrificio-banquete. Este rito se celebra cada año como Zikkaron-memorial del hecho salvífico. Este memorial significa no solo recordar el hecho histórico pasado, sino también hacerlo presente y actualizarlo, de modo que sea operativo y eficaz[373].  Este recuerdo, que se convertía en acción de gracias a Dios, comprometía a Dios mismo a seguir salvando a su pueblo en futuro.
Sacrificios en Israel: Los sacrificios rituales son esenciales para la vida del Pueblo escogido. Éstos son:
-Holocaustos.  En él se quema toda la víctima y no se guarda nada. Es un homenaje a Dios, es decir, tiene una clara función latréutica.
-Sacrificios pacíficos.  Aquí la víctima es comida por los oferentes. Se reparte entre Dios, el sacerdote y el oferente. Su sentido es de dar gracias y de comunión con Dios al participar de la misma comida.
-Sacrificio de expiación. Se realizaban para reparar por los pecados. Como la sangre era el centro de la vida, se usaba especialmente en este tipo de sacrificio para recuperar la amistad con Dios. El más importante era el día del gran Kippur o expiación.
Tipos de la Eucaristía: (Canon Romano)
1. Sacrificio de Abel
Es evocado por la carta de los Hebreos (11,4), donde es presentado como modelo de fe, en virtud de la cual sus sacrificios fueron aceptados por Dios. En otro pasaje dice también [374]. Aquí la comparación se establece entre el sacrificio propio de Cristo en la cruz y el sacrificio, también personal, de Abel.
2. Sacrificio de Abrahán
San Pablo alude a él cuando dice: [375]. Más clara todavía es la alusión de Juan:
3. Sacrificio de Melquisedec
La carta a los Hebreos ve en Melquisedec un tipo de Cristo[376]. Melquisedec por no estar vinculado ni a la ley ni a la descendencia de Aarón, sin principio ni fin, viene a ser un  personaje representativo del nuevo y eterno sacerdocio de Cristo, aunque lo cierto en que no hace mención de un sacrificio ofrecido por Melquisedec. Los padres han visto en el pan y vino aportados por Melquisedec la materia de un sacrificio ofrecido por él y, por tanto, una figura profética.
4. Maná
Moisés explica a su pueblo que este maná es el pan del cielo, el pan que el Señor les ha dado como alimento.  Es un don de Dios que demuestra su fidelidad a su promesa.  Una espiritualización de este alimento, imagen de la palabra de Dios, es la que aparece en Dt 8,2-3.  San Pablo llama a este alimento del desierto “alimento espiritual”[377].
Profecías en el AT:
1. Profecía de Malaquías
El Libro contiene una profecía referente a una oblación pura sacrificada en todo lugar, en la cual la tradición patrístico-teológico, incluso el Concilio de Trento (Ses. 22 c. 1), ha visto una clara prefiguración de la Eucaristía.
Malaquías, viendo la situación de negligencia, se traslada al futuro, y habla del sacrificio definitivo que será ofrecido por todo el mundo. Se trata del sacrificio de la era mesiánica[378].
Conclusión
Las instituciones principales del Antiguo Testamento, como son la pascua, el rito de la alianza y los sacrificios preparan la Eucaristía.  Los profetas ven en perspectiva estas realidades y anuncian la conclusión de una nueva alianza y la realización de un sacrificio ofrecido por todo el mundo.  Ninguna de estas instituciones tiene un carácter estático y cerrado en sí mismo, pues todas ellas, bajo la iluminación profética, anuncian una plenitud de sentido que las conduce a un culmen insospechado.
 
La Eucaristía sacrificio de la Nueva Alianza.
Esto es mi Cuerpo (que será) entregado por vosotros. Es este "entregado" el que da al gesto de Jesús un valor sacrificial y que coloca la carne de Cristo directamente en conexión con la Cruz.
Esta es la Sangre de la alianza, derramada por muchos.  Pone Jesús en relación directa la copa con su sangre que va a sellar la Nueva Alianza en sustitución de la de Moisés.
Lo que Cristo entrega es su carne o su sangre como en los sacrificios del A T. Va a la muerte como verdadera víctima pascual.  El sacrificio de Cristo se configura como sacrificio de la Nueva Alianza en su sangre y sacrificio expiatorio por nuestros pecados.
Moisés había tomado la sangre de unos toros para sellar la vieja alianza; ahora Cristo dice sobre la copa de la bendición: “Este es el cáliz de la Nueva Alianza en mi sangre”. He aquí la Nueva Alianza anunciada por Jeremías, la alianza definitiva, sellada esta vez no con sangre de toros sino con la sangre del mismo Cristo.
 
Relación de la Misa al Calvario y la Última Cena.
La última cena es una anticipación sacramental de lo que va a ocurrir en la cruz.  Cristo, bajo el simbolismo del pan y del vino ofrece ya su cuerpo y sangre al Padre y, bajo ese mismo simbolismo, los da a comer a los suyos, de modo que por esta manducación se hagan partícipes de su entrega sacrificial, entrega que se va a consumar de forma cruenta en la cruz.
La Eucaristía es el memorial del Sacrificio de la Cruz. Como dice el Concilio de Trento " Cristo, nuestro Dios y Señor se ofreció a Dios Padre de una vez por todas, muriendo como intercesor sobre el altar de la Cruz, a fin de realizar para los hombres una redención eterna. Sin embargo, como su muerte no debía poner fin a su sacerdocio, en la Última Cena, la noche en que fue entregado, quiso dejar a su Iglesia, su esposa amada, un sacrificio visible, donde sería representado el sacrificio sangriento que iba a realizarse una única vez en la Cruz, cuya memoria se perpetuaría hasta el fin de los siglos y cuya virtud saludable se aplicaría a la redención de los pecados que cometamos cada día"[379]. Por tanto, la Eucaristía es la renovación incruenta del Sacrificio del Calvario, ya que hay un único sacrificio, una única víctima que se ofrece y un único sacerdote. Esta Eucaristía fue instituida en la última cena. En este sentido Trento define la unicidad del sacrificio de Cristo, y afirma que el sacrificio de la Misa representa, conmemora y aplica el sacrificio de la Cruz[380]. manteniéndose la identidad esencial: la misma Víctima y el mismo Sacerdote, aunque es distinta la manera de ofrecerse.
Por otra parte, Vaticano II (SC) emplea la expresión   ya que sólo podría decirse  en sentido metafórico: hay multiplicidad numérica de sacrificios incruentos, pero no hay multiplicidad del Sacrificio de la Cruz, por lo que, en sentido propio, el Sacrificio cruento en la Cruz no es reiterado ni renovado, sino perpetuado y actualizado[381].
 
Naturaleza del Sacrificio de la Misa.
El santo Sacrificio del Altar es la renovación incruenta del Sacrificio del Calvario. Esta renovación se puede realizar hoy porque el Sacrificio de Cristo es eterno y perdura en el Cielo y puede hacerse presente entre nosotros en la medida en que esa misma víctima y esa misma acción sacerdotal se hacen presentes en la Eucaristía. Por eso cuando el sacerdote consagra el pan y el vino, la Víctima que murió en la Cruz se hace presente bajo las especies eucarísticas en virtud de la transubstanciación, participando el sacerdote de la eterna acción sacerdotal de Cristo. No se repite el sacrificio cénico de Cristo, sino que se participa repetidamente de él.
 
Fines y Frutos del Sacrificio Eucarístico.
Son los mismos que los del sacrificio de la Cruz.
a.) Fin latréutico. La "Mediator Dei" lo señala como el primer fin de la Eucaristía. Toda la Eucaristía es un canto de alabanza al Padre. Nuestra adoración se dirige a El por medio de Cristo, por medio su sacrificio redentor.  La Iglesia congregada en el E.S. glorifica a Dios Padre y a Cristo, Cordero inmolado por nuestra salvación.
b.) Fin Eucarístico. Este sentimiento de acción de gracias está particularmente expresado en el Prefacio, pero en realidad esto no hace sino disponernos a la perfecta acción de gracias. Darle gracias por los beneficios recibidos.  La Misa realiza de manera excelente el deber de agradecimiento, pues sólo Cristo, en nuestro nombre, es capaz de retribuir a Dios sus innumerables beneficios.  La Eucaristía es la acogida del don de Dios, que se expresa en acción de gracias.
c.) Fin propiciatorio  A través de la Santa Misa recibe Dios, de modo infinito y sobreabundante, méritos que remiten los pecados de vivos y muertos.  Dios mismo ha dado el primer paso movido por su amor infinito, al permitirnos hacer nuestros los méritos de Cristo.  De este modo Dios mismo quiere que el hombre, ayudado por la gracia , contribuya activa y responsablemente a reparar los pecados de los hombres.
d.) Fin impetratorio. La Eucaristía es una oración. La Plegaria Eucarística tiene el ritmo de impetración y la petición humilde. Si Dios es Padre en cualquier circunstancia,  lo es mucho más en la Eucaristía, ya que en ella tocamos lo más hondo de su corazón de Padre al ofrecerle su Hijo. Por ello, por los méritos de Cristo podemos pedirle a Dios por nuestras necesidades y podemos llamarle Padre.
Objetivamente, en cuanto depende del oferente principal y víctima principal, Cristo, la Eucaristía tiene una eficacia "ex opere operato" en razón de la obra misma que se realiza para conseguir sus fines esenciales. Subjetivamente, como obra de tal sacerdote y de tales fieles, la Eucaristía obra "ex opere operantis," es decir, depende de la capacidad del sujeto.
Frutos
a.) General o universal.
Para toda la Iglesia. Cada fiel, aunque no participe, recibe los beneficios de la Eucaristía. La Eucaristía es un bien común que se ofrece por toda la Iglesia, vivos y muertos, es un modo de actualizar la obra redentora de Cristo entre nosotros.  Participar en la Eucaristía es redimir el mundo en la forma más eficaz.
b.) Particular o ministerial
El sacerdote puede aplicar la Eucaristía por una determinada intención.  El sacerdote es dispensador de los misterios de Dios y pertenece a él ofrecer sacrificios y determinar la intención por la que ofrece.
c.) Especialísimo
El sacerdote en virtud de su acción ministerial, está unido a Cristo sacerdote de una forma especial. A él se debe la actualización aquí y ahora del Sacrificio de Cristo y él es el primer beneficiario de ello.
d.) Especial
Es el que se desprende de la participación de los fieles en la celebración. Depende de la mayor o menor intensidad de la misma; pero, de suyo, es superior al fruto general que todos los fieles perciben en la Misa, porque el fiel que participa en la misma, ejerce, de hecho, su sacerdocio bautismal ofreciéndose activamente.
 RESUMEN
El Sacrificio de la Eucaristía prefigurado en la pascua judía.
La Pascua judía con sus varios elementos y los distintos tipos de la Eucaristía en el AT prefiguran la Eucaristía y ésta abraza los todos bienes por aquellos significados, como la consumación y perfección de todos.
La Eucaristía sacrificio de la Nueva Alianza.
Lo que las palabras de Cristo dan a entender es que Él es el Cordero inmolado con cuya sangre se realiza la nueva y definitiva Alianza.
Relación de la misa al calvario y la ultima cena.
La Última Cena es una anticipación sacramental de lo que va a ocurrir en la cruz y fue allí donde Cristo instituyó la Sagrada Eucaristía.
Catecismo nn. 1362.
Naturaleza del Sacrificio de la Misa.
La Eucaristía es un sacrificio-sacramento. El Sacrificio de la Misa es el mismo de la cruz bajo el velo de los signos y símbolos que re-presentan eficazmente la inmolación cruenta de Cristo en la Cruz.
30.5. Fines y frutos del Sacrificio Eucarístico.
Los fines de la Eucaristía son: latréutico, eucarístico, propiciatorio e impetratorio
Los frutos de la Eucaristía son: universal, ministerial, especialísimo y especial
 
BIBLIOGRAFÍA
J. A. Sayes, El Misterio Eucarístico. BAC, Madrid 1986.
Semillitas al Señor  
  "Así como el sol alumbra a los cedros y al mismo tiempo a cada florecilla en particular, como si sola ella existiese en la tierra, del mismo modo se ocupa nuestro Señor particularmente de cada alma, como si no hubiera otras. (Manuscrito A, 3 r°)
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Vos obráis como Dios, que nunca se cansa de escucharme cuando le cuento con toda sencillez mis penas y mis alegrías, como si él no las conociese... (Manuscrito C, 32)
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Puedes, por lo tanto, como nosotras, ocuparte de "la única cosa necesaria", es decir, que aun entregándote con entusiasmo a las obras exteriores, tengas por único fin complacer a Jesús, unirte más íntimamente a él. (Carta 228)
 
El Señor y los corazones...  
  ¡Ah, qué verdad es que sólo Dios conoce el fondo de los corazones!... ¡Qué cortos son los pensamientos de las criaturas!... (Manuscrito C, 19 v°)
 
El Señor Es ternura...  
  Al entregarse a Dios, el corazón no pierde su ternura natural; antes bien, esta ternura crece haciéndose más pura y más divina. (Manuscrito C, 9 r°)
 
El Señor esta siempre con nosotros...  
  cielo que le es infinitamente más querido que el primero: ¡el cielo de nuestra alma, hecha a su imagen, templo vivo de la adorable Trinidad!... (Manuscrito A, 48)
 
Santo Rosario  
   
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