EL PAPA PROCLAMA A TERESA DE LISIEUX DOCTORA DE LA IGLESIA
El pontífice la considera uno de los más «grandes maestros de la espiritualidad»
CIUDAD DEL VATICANO, 19 oct. 97 (ZENIT).- Eran las diez de una espléndida mañana de octubre en la plaza de San Pedro. Juan Pablo II ante unos 70 mil fieles, ante 16 cardenales y numerosos obispos, ante una delegación oficial francesa y ante el cuerpo diplomático acreditado ante la Santa Sede, declaraba doctora de la Iglesia universal a Teresa del Niño Jesús y de la Santa Faz, una muchacha normanda que murió a los 24 años de edad y que nunca pisó un aula universitaria.
Con este título el pontífice reconoce que la doctrina propuesta por Teresa del Niño Jesús y de la Santa Faz puede ser un punto de referencia para todos los cristianos del mundo no sólo porque se adecua perfectamente a la verdad, sino también porque ofrece nueva luz sobre los misterios de la fe. En la homilía, Juan Pablo II explicó por qué una joven santa carmelita, fallecida a los 24 años, que no estudio teología sistemáticamente, compartirá a partir de hoy el prestigioso reconocimiento reservado a hombres de la estatura intelectual de santo Tomás de Aquino, san León Magno o san Juan de la Cruz. «Entre los “doctores de la Iglesia" –aclaró el Papa–, Teresa del Niño Jesús es la más joven, pero su ardiente itinerario espiritual muestra gran madurez y las intuiciones de la fe expresadas en sus escritos son tan amplias y profundas que le merecen figurar entre los grandes maestros de la espiritualidad».
A continuación el obispo de Roma explicó la importancia del mensaje de Teresa para la sociedad de que se propone cruzar el umbral del tercer milenio: «En una cultura racionalista y demasiado a menudo invadida por un materialismo práctico ella opone con una sencillez que desarma "la pequeña vía" que conduce al secreto de toda existencia: el Amor divino que envuelve y penetra toda la aventura humana».
«En un tiempo como el nuestro, caracterizado por la cultura de lo efímero y del hedonismo, esta nueva Doctora de la Iglesia se muestra dotada de una singular eficacia para esclarecer el espíritu y el corazón de los que tienen sed de verdad y de amor». Santa Teresa de Lisieux, penetrando en el espíritu del Evangelio y la pasión de la reformadora del Carmelo, santa Teresa de Avila, profundizó la mística centrada en el amor, que ella llamó la «pequeña vía de la infancia espiritual», experiencia íntima que recogió en su libro «Historia de un alma», traducido a 50 idiomas. Sus escritos aportan, entre otras cosas, la experiencia espiritual de los dos últimos años de su vida, debatidos en medio de la enfermedad que la llevó a la tumba, en la que no faltó la prueba de la duda y de la crisis de fe.
Canonizada en 1925 por Pío XI, este mismo Papa la proclamó, junto con san Francisco Javier, patrona universal de las misiones, pese a que durante su vida religiosa jamás franqueó los muros de su convento de Lisieux, aunque deseó ardientemente ser misionera. Juan Pablo II, que anunció la declaración de santa Teresa de Lisieux como Doctora de la Iglesia durante las Jornadas Mundiales de la Juventud del pasado mes de agosto en París, propone también a Teresita como patrona de los jóvenes. Ante miles de adolescentes de la Acción Católica italiana, el Santo Padre explicó el 18 de octubre que Santa Teresa de Lisieux fue una religiosa de clausura excepcional, pero que igualmente hubiera sido una buena joven de Acción Católica ZE971019-1
EL CARD. MOREIRA NEVES, "POSTULADOR" DEL DOCTORADO DE TERESA
El presidente de los obispos de Brasil explica la garra del mensaje de la santa normanda
PARIS, 20 oct. 97 (ZENIT).-
El gran «postulador» de la proclamación de santa Teresa de Lisieux como doctora de la Iglesia ha sido el cardenal Lucas Moreira Neves, presidente de la Conferencia Episcopal de Brasil y arzobispo de Salvador de Bahía. Así lo ha confesado al diario parisino «La Croix», en una entrevista.
«Hice todo lo que he podido para que el Santo Padre tomara esta decisión. De hecho, había escrito al Papa en 1993 —haciéndome portavoz de los trescientos obispos brasileños—, con el objetivo de pedir que Teresa del Niños Jesús y de la Santa Faz sea proclamada «doctora del amor», con el objetivo de que los cristianos del nuevo milenio se acerquen a ese amor como a un manantial».
El cardenal Moreria Neves —quien asegura que «sus escritos me acompañan a todos los sitios»—, aclara que el testamento de Teresa «no es una doctrina académica, sino una doctrina de vida, una doctrina espiritual, un regreso al Evangelio».
Al purpurado brasileño le llegó el «flechazo» por Teresita en un viaje que hizo a Lisieux en el cincuentenario de su muerte (1947). «Pude hablar con Céline y Pauline, las hermanas de Teresa. Aunque viva cien años no podré olvidar aquella media hora de intercambio profundo. Poco después, me enviaron un mensaje en el que me decían que confiaban mi ministerio futuro a "la santa más grande de los tiempos modernos", según la expresión del Pío X». El cardenal de San Salvador de Bahía, que en estos momentos está construyendo una «ciudad» para los niños de la calle, recuerda las palabras del Papa sucesivo, Pío XI, quien dijo que Teresa es «una palabra de Dios dirigida a nuestro siglo», a pesar de que este pontífice se opuso a su doctorado, objetando que era una mujer… Moreira Neves resume así el testamento de Teresa: «Su camino de confianza y de amor es una puerta abierta a una revolución divina que revela esta verdad fundamental: Dios es nuestro padre y nosotros somos sus hijos… Una mujer que habla de pequeñez y de infancia en un mundo borracho de grandeza y de poder; una monja que clama la esperanza, el amor, la gratitud, lo absoluto, en un mundo desengañado e incrédulo».
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English
"Love proves itself by deeds, so how am I to show my love? Great deeds are forbidden me. The only way I can prove my love is by scattering flowers and these flowers are every little sacrifice, every glance and word, and the doing of the least actions for love." St. Therese of Lisieux