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María, Madre de Dios y Madre nuestra 2
5 Cooperación de María a la Redención in facto esse (redención subjetiva)
a) Se puede decir que la misión de distribuir las gracias por parte de María es una consecuencia de su asociación a la Redención y de su maternidad espiritual. Ella, por voluntad divina, subordinada a Cristo, aplica a los hombres todas las gracias obtenidas en la Redención. La mayoría de los autores sostienen que María distribuye todas las gracias a los hombres de un modo directo e inmediato. La afirmación de que María es la mediadora universal de las gracias ha sido constante en el magisterio reciente: todas las gracias obtenidas en la redención se nos otorgan a través de Santa María (León XIII); Ella es “el cuello” que une la Cabeza al cuerpo (S. Pío X); …
b) Fundamento teológico de la dispensación mariana de las gracias
La intercesión y dispensación de las gracias por parte de la Virgen se fundamenta en las siguientes prerrogativas:
1. La maternidad divina. Cuando María con su fiat dio el consentimiento para que se encarnara el Verbo divino, se vinculó para siempre a la misión de su Hijo mediante “una entrega total de sí misma, de su persona, al servicio de los planes salvíficos del Altísimo…”.
2. Por su cooperación a la Redención. Puesto que María coopera en la Redención, debe cooperar también en la distribución de las gracias obtenidas en la Redención.
3. Por su maternidad espiritual. La maternidad supone la donación de la vida, en este caso, espiritual —por medio de la gracia santificante— y juntamente debe suministrar los medios oportunos para la conservación y desarrollo de ella —a través de las gracias actuales—.
Juan Pablo II señala tres características de la mediación mariana (Redemptoris Mater, nn. 38-40):
1. Es una mediación participada: la mediación de María es una participación de la única fuente que es la mediación de Cristo mismo.
2. Es una mediación materna: la mediación de María está íntimamente unida a su maternidad y posee un carácter específicamente materno que la distingue del de las demás criaturas.
3. Es una mediación universal: la cooperación de María participa, por su carácter subordinado, de la universalidad de la mediación del Redentor, único mediador.
 
6. Asunción al Cielo.
Introducción
1) Este es un privilegio distinto de los anteriores, porque la glorificación del cuerpo y del alma es algo a la que están destinados todos los hombres, el privilegio consiste que en María se ha dado anticipadamente.
2) Desde los primeros siglos de la Iglesia existe en los cristianos el sentir común de que María es la primera redimida por Cristo y tal redención fue de forma eminente. En ella llega a su plenitud y se manifiesta en toda su perfección la redención operada por Cristo.
3) Su glorificación solo encuentra marco adecuado en su referencia maternal a Cristo y al puesto que como Madre, ocupa en la salvación de los hombres.
4) Argumento de Tradición: esta verdad no se encuentra de forma explícita en ningún texto de la Sagrada Escritura. Esta verdad se halla testimoniada principalmente en la tradición: a) durante el siglo IV se sostiene que el cuerpo de María no fue sometido a la corrupción; b) San Epifanio de forma explícita, se inclina por su asunción corporal al Cielo; c) en la liturgia se observa una evolución de Dormición a Asunción. En oriente está generalizada desde el siglo VI; en occidente VII y VIII. d) Pablo VI señala que el privilegio consiste en la anticipación. e) La Iglesia excluye una explicación de este dogma que quite lo que le es propio: la anticipación. Uno de los testimonios y argumentos más claro y válidos que atestiguan la fe católica, en la Asunción de María es la solemne y antiquísima fiesta que comenzó a celebrarse en Oriente en el siglo IV bajo el nombre de koimesis o domisis.
Constitución “Munificentissimus Deus”
Promulgada por Pío XII el 1º de noviembre de 1950. El texto de la definición dice así:
“Proclamamos, declaramos y definimos ser dogma divinamente revelado que la Inmaculada Madre de Dios, siempre Virgen María, cumplido el curso de su vida terrena, fue asunta en cuerpo y alma a la gloria celestial”.
Se pueden destacar los términos principales de esta fórmula definitoria:
María: es la persona de la Virgen la que fue asunta en toda la plenitud de su ser.
Cumplido el curso de su vida terrena: estas palabras fueron intencionadamente escogidas para prescindir, en la definición, de si María murió o no.
Fue asunta: asunción (de assumptio), designa aquí la acción de trasladar, elevar, o subir a María. Esta asunción no se realiza por virtud propia (como sucedió en la Ascensión del Señor), sino por virtud y acción de otro; es Dios quien asciende a María.
En cuerpo y alma: son los dos elementos que constituyen la unidad del ser humano. María fue asunta y glorificada en toda la plena realidad existencial de su ser. El dogma definido se centra, especialmente, en la glorificación corporal de la Virgen.
Fundamentación Escriturística (en sentido asuncionista).
Gen 3,15. Parte esencial e histórica de esa victoria fue la Resurrección de Cristo; de ahí que se pueda concluir también la glorificación del cuerpo de María, asociada plenamente, como la Nueva Eva, a la victoria del Kyrios.
Lc 1,28. El arcángel Gabriel llama a María “llena de gracia”. A esta plenitud de gracia debe corresponder la plenitud de gloria, también corporal. Además la “bendita entre todas las mujeres” (Lc 1.42) debía quedar exenta de toda maldición del pecado.
Ap 12,1. Nos presenta una gran señal que aparece en el cielo: la mujer vestida de sol y la luna bajo sus pies, y sobre su cabeza una corona de doce estrellas. Se entiende en sentido asuncionista.
 
7 María, Mediadora y Corredentora.
1) Los títulos de mediadora y corredentora hacen referencia al papel de María en la consecución y distribución de la gracias. Con su asunción a los cielos no abandonó su misión salvadora, sino que continúa procurándonos con su múltiple intercesión los dones de la salvación eterna.
2) En efecto, uno solo es nuestro Mediador, pero la misión maternal de María con los hombres, de ninguna manera disminuye a la única mediación de Cristo, sino que manifiesta su plena eficacia.
3) Todo influjo de la Santísima Virgen María en la salvación de los hombres no tiene su origen en ninguna necesidad objetiva, sino en que Dios quiso así.
4) Esta mediación brota de la sobreabundancia de los méritos de Cristo, se apoya en su mediación, depende totalmente de ésta y de ella saca toda su eficacia, la unión inmediata de los creyentes con Cristo.
 
8. Madre de la Iglesia.
1) Este título aparece poco en la literatura cristiana de los siglos pasados, solo  fue apareciendo en la medida en que se profundiza en la doctrina del Cuerpo Místico de Cristo.
2) Benedicto XIV,  primer pontífice que afirmó la maternidad sobre la Iglesia.
3) Es sin embargo Pablo VI en la clausura del Vaticano II cuando el título queda definido: “para gloria de la Sma. Virgen y para consuelo nuestro proclamamos a María Santísima Madre de la Iglesia, es decir Madre de todo el pueblo cristiano, tanto de los fieles como de los pastores...” La idea del Papa es mostrar a María no sólo como Madre de los fieles sino del Cuerpo Místico en su unidad y totalidad. La Maternidad sobre cada uno de los hombres presupone la maternidad sobre la Iglesia. María por ser Madre de Cristo es Madre de la Iglesia.
4) Las razones que fundamentan la maternidad sobre la Iglesia son: a) Por la teología del Cuerpo Místico de Cristo; b) Esta prerrogativa no es nueva para la piedad de los fieles cristianos; antes bien con este nombre y con preferencia a cualquier otro los fieles acostumbran a dirigirse a María; c) A raíz de la insistente petición.
5) La base teológica de esta verdad son: a) la Maternidad y la Misión materna de María sobre el Pueblo de Dios.
6) Este título no es menos necesario para la comprensión del misterio de la Iglesia.
7) Sentido en que se dice que María es Madre de la Iglesia:
a) En primer lugar se dice que es Madre de la Iglesia porque Ella engendra al Hijo, cabeza del Cuerpo de la Iglesia. Esta maternidad se comunica a la Iglesia en virtud de la unión estrecha que se da entre la Cabeza y sus miembros.
b) Se debe decir que la maternidad de María sobre la Iglesia no merma su condición de miembro excelso del Cuerpo Místico de Cristo, sino que le enriquece, a la vez que decimos que no es un miembro más, sino primicia y prototipo de ella.
c) La divina Maternidad es el fundamento de su especial relación con Cristo, también constituye el fundamento principal de las relaciones de María con la Iglesia, “por ser Madre de Aquel que desde el primer instante de la Encarnación en su seno virginal, se constituyó Cabeza de su cuerpo Místico, que es la Iglesia”.
 
B) RESUMEN
Maternidad Divina de María.
- Verdadera maternidad divina: a) es una auténtica maternidad biológica, humana y natural. b) Al mismo tiempo, esta maternidad es plenamente sobrenatural; tanto en cuanto al modo, como en cuanto a la causa.
- En la historia de la mariología se pone de relieve cómo la maternidad de Santa María fue considerada primero en su connotación más estricta en el hecho de haber concebido y dado a luz; después el ejercicio de esta maternidad a lo largo de toda la historia del Señor, sobre todo al pie de la Cruz.
- La maternidad es la razón de ser de la existencia misma de la Virgen; a la vez que es raíz y fundamento de todas las demás gracias recibidas en orden a su misión.
Concepción Inmaculada. Plenitud de Santidad.
      Definición Dogmática: “Declaramos, proclamamos y definimos que la doctrina que sostiene que la bienaventurada Virgen María fue preservada inmune de toda mancha de la culpa original en el primer instante de su concepción por singular gracia y privilegio de Dios omnipotente, en atención a los méritos de Cristo Jesús salvador del género humano, está revelada por Dios y debe ser, por tanto, firme y constantemente creída por todos los fieles”.
      Síntesis
La piedad cristiana a visto en la Misión materna de María, la razón profunda de la santidad y la plenitud de gracia desde el primer instante de su concepción; en el mismo designio eterno en que Dios decidió la encarnación de su Hijo se encuentra también la elección de María; la santidad plena de María comporta dos aspecto inseparables: la preservación de todo pecado y la plenitud de gracia recibida.
Virginidad Perpetua.
Es una afirmación contenida en la Sagrada Escritura y en la Tradición; la concepción virginal de María no es necesaria para la encarnación del Logos; sino que brota de la libre voluntad salvífica de Dios; la virginidad de María es totalmente excepcional, milagrosa e irrepetible; es totalmente y siempre, Madre-Virgen; la virginidad en María se extiende desde la concepción, es decir antes, en y después; a afirmación de esta verdad incluye la virginidad corporal y no solo se dice espiritualmente.
Asunción al Cielo.
      Introducción: El privilegio consiste que en María se ha dado anticipadamente; desde los primeros siglos de la Iglesia existe en los cristianos el sentir común de que María es la primera redimida por Cristo y tal redención fue de forma eminente; su glorificación solo encuentra marco adecuado en su referencia maternal a Cristo y al puesto que como Madre, ocupa en la salvación de los hombres; argumento de Tradición.
      Constitución “Munificentissimus Deus”: “Proclamamos, declaramos y definimos ser dogma divinamente revelado que la Inmaculada Madre de Dios, siempre Virgen María, cumplido el curso de su vida terrena, fue asunta en cuerpo y alma a la gloria celestial”.
      Fundamentación Escriturística: Gen 3,15; Lc 1,28; Ap 12,1.
María, Mediadora y Corredentora.
Los títulos de mediadora y corredentora hacen referencia al papel de María en la consecución y distribución de la gracias; la misión maternal de María no disminuye a la única mediación de Cristo, sino que manifiesta su plena eficacia; porque Dios lo quiso así; Brota de la sobreabundancia de los méritos de Cristo.
Madre de la Iglesia.
Fue apareciendo en la medida en que se profundiza en la doctrina del Cuerpo Místico de Cristo; Benedicto XIV,  primer pontífice que afirmó la maternidad sobre la Iglesia; con Pablo VI el título queda definido; razones que fundamentan la maternidad sobre la Iglesia son: a) Por la teología del Cuerpo Místico de Cristo; b) Esta prerrogativa no es nueva para la piedad de los fieles cristianos; antes bien con este nombre y con preferencia a cualquier otro los fieles acostumbran a dirigirse a María; c) A raíz de la insistente petición; la base teológica de esta verdad son: a) la Maternidad y la Misión materna de María sobre el Pueblo de Dios; este título no es menos necesario para la comprensión del misterio de la Iglesia; sentido en que se dice que María es Madre de la Iglesia: en primer lugar se dice que es Madre de la Iglesia porque Ella engendra al Hijo, cabeza del Cuerpo de la Iglesia; se debe decir que la maternidad de María sobre la Iglesia no merma su condición de miembro excelso del Cuerpo Místico de Cristo, sino que le enriquece; la divina Maternidad es el fundamento de su especial relación con Cristo, también constituye el fundamento principal de las relaciones de María con la Iglesia.
 
C) BIBLIOGRAGÍA
OROZCO, Antonio, “Madre de Dios y Madre Nuestra”, Rialp, 2da. ed.
SCMAUS, Michael, “El Credo de la Iglesia Católica”.
AAVV, “El Misterio de Jesucristo”, Eunsa.
BASTERO, Juan Luis, “María, Madre del Redentor”. Eunsa.
Semillitas al Señor  
  "Así como el sol alumbra a los cedros y al mismo tiempo a cada florecilla en particular, como si sola ella existiese en la tierra, del mismo modo se ocupa nuestro Señor particularmente de cada alma, como si no hubiera otras. (Manuscrito A, 3 r°)
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Vos obráis como Dios, que nunca se cansa de escucharme cuando le cuento con toda sencillez mis penas y mis alegrías, como si él no las conociese... (Manuscrito C, 32)
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Puedes, por lo tanto, como nosotras, ocuparte de "la única cosa necesaria", es decir, que aun entregándote con entusiasmo a las obras exteriores, tengas por único fin complacer a Jesús, unirte más íntimamente a él. (Carta 228)
 
El Señor y los corazones...  
  ¡Ah, qué verdad es que sólo Dios conoce el fondo de los corazones!... ¡Qué cortos son los pensamientos de las criaturas!... (Manuscrito C, 19 v°)
 
El Señor Es ternura...  
  Al entregarse a Dios, el corazón no pierde su ternura natural; antes bien, esta ternura crece haciéndose más pura y más divina. (Manuscrito C, 9 r°)
 
El Señor esta siempre con nosotros...  
  cielo que le es infinitamente más querido que el primero: ¡el cielo de nuestra alma, hecha a su imagen, templo vivo de la adorable Trinidad!... (Manuscrito A, 48)
 
Santo Rosario  
   
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